Contrastando con la libertad de expresión de que el artista gozó casi siempre de Occidente, pese a la fuerte influencia de la religión, el arte bizantino está dictado por la teología, y muy especialmente por la necesidad de parecido; es decir, por el carácter inmutable de los retratos o por la representación transmitida por la tradición y sancionada por la Iglesia. Los elementos estáticos y fijos que caracterizan el arte bizantino tienen en ello su explicación. No es extraño, por otra parte, que el arte bizantino sea esencialmente religioso, pues toda la vida del Imperio de Oriente estaba empapada por la fe.
En el primer período de prosperidad, bajo el reinado de Justiniano I (527-565) y su esposa Teodora, toda la pompa de la corte fue trasladada a Cristo, la virgen María y la corte celestial. Así se creó el estilo estático, difícilmente accesible, que caracteriza las expresiones artísticas bizantinas y pseudobizantinas hasta nuestros días (iconos).
Cristo como idea central también está presente en la arquitectura. La construcción alrededor de un centro en forma de basílica con cúpula o de iglesia en forma de cruz griega, es característica de la arquitectura bizantina. Este primer gran período, que tiene su apogeo en los mosaicos de la iglesia de Santa Sofía (Constantinopla) y en la de San Vitale (Ravena), muere lentamente en el transcurso de los siglos VII a IX, ante la amenaza del Islam y a causa de los iconoclastas. Tras la restauración del culto a las imágenes (843) empieza, bajo los macedonios (867-1057), y más tarde bajo los Comnenos (1081-1185), el período medio bizantino caracterizado por una gran unidad de estilo, muy refinado y de rasgos rápidos fuertemente lineales.
El arte bizantino se extiende también más allá de las fronteras del imperio, por la Italia del sur, Sicilia, Serbia, Bulgaria y Rusia. Su influencia se notará luego en los Balcanes y en Rusia, en el período del Renacimiento. Aunque la unidad de estilo se pierda, el arte sigue permaneciendo bajo la influencia de la religión. Se registra un desarrollo de escuelas nacionales y regionales, pero sus estilos continúan fieles a la tradición bizantina.
Iglesia Santa Sofía (Constantinopla, ahora Turquía)
Fuente: El mundo de la cultura

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