De la Dinastía III destaca el faraón Djoser el cual mandó construir la pirámide escalonada de Saqqara diseñada por su visir Imhotep, un gran científico de la época que recibiría grandes honores a su muerte.
Esnefru inició la IV dinastía y de su reinado sobresalen las expediciones a Nubia, el comercio con Biblos para obtener recursos (ganado y madera) y la construcción de las pirámides de Meidum y Dashur (la Pirámide Acodada y la Pirámide Roja). Le sucederían Keops (Khufu), Kefrén (Khaefra) y Mikerinos (Menkaura) que construirían sus propias grandes pirámides en la meseta de Gizeh, acompañadas de las pirámides de las reinas, mastabas de nobles y la esfinge, construida por el segundo.
En la dinastía V, en la que destaca Userkaf, se construyeron los últimos grandes proyectos arquitectónicos en Abusir y Saqqara. Se desarrolla el culto al dios Ra y se continúan las expediciones a Nubia y Siria.
De la dinastía VI se puede mencionar el largo reinado de Pepi II (cerca de 90 años) y la ascensión de poder de los nomoi con la consecuente descentralización.
Egipto no era pobre en materias primas pero desde fechas tempranas se documentan numerosas expediciones a territorios vecinos para obtener los recursos de los que carecían y objetos preciosos.
Las expediciones se dirigían a Libia, Nubia, Sinaí y Biblos, auspiciadas por el palacio, que controla el comercio.
La sociedad está jerarquizada. Siguiendo un esquema piramidal, en la cúspide se encuentra el faraón.
Justo debajo estaría el estamento conformado por nomarcas y alto sacerdocio, es decir, las clases privilegiadas. Tras estos encontramos a los funcionarios y sacerdotes, y en la base de la pirámide se encuentra el pueblo llano, que está sujeto a prestaciones de trabajo obligatorias para las construcciones de gran envergadura.
La organización política se corresponde con la de un estado centralizado y despótico. La capital está en Menfis y en sus alrededores se hallan los lugares emblemáticos dedicados a las construcciones del faraón: Saqqara, Gizeh y Abusir. El faraón es el gobernador absoluto y es considerado un dios. Al cargo de la administración central está el visir junto al cual se encuentran los órganos administrativos, de los que destacan el encargado de la agricultura y el del tesoro. Estos órganos se sostienen con una legión de funcionarios y de escribas. El siguiente nivel lo ocupa la administración territorial delegada a los nomarcas, funcionarios y escribas correspondientes. El poder del nomarca se fue incrementando
con el paso del tiempo hasta el punto de que la asignación de estos puestos se escapaba del control del faraón.
Esta época fue considerada como clásica en la historia de Egipto y sería el modelo ideal a imitar
Extensión del Imperio Antiguo Egipcio
Fuente: Salvador Ventura, Francisco

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