lunes, 9 de octubre de 2017

El terrorismo

Actualmente este término se aplica a muchos tipos de conductas criminales que tienen en común el carácter indiscriminado de los atentados, el propósito de sembrar el pánico entre la población civil y el objetivo de poner en evidencia la fragilidad de las instituciones estatales; el atentado individual, las matanzas, la destrucción de la infraestructura material que sostiene la vida cotidiana en Occidente (agua, electricidad, comunicaciones) son sus acciones más usuales.

En la posguerra fría convivieron dos formas de terrorismo. Uno, más tradicional, perseguía el objetivo de controlar o crear un Estado; sería el caso de ETA en España, el IRA en Irlanda del Norte o el de las organizaciones extremistas palestinas.


Pero la década de los noventa vio surgir otro tipo de terrorismo vinculado a la afirmación de identidades culturales, su carácter es imprevisible porque suele realizar actos simbólicos o testimoniales en los que la violencia es la protagonista. Un episodio de este tipo de terrorismo se vivió en 1995 en Estados Unidos, con el atentado contra el edificio federal de Oklahoma (el edificio saltó por los aires y hubo 169 muertos), que puso al descubierto un extenso y poderoso movimiento de autodenominados patriotas, que rechazan violentamente al gobierno federal, considerado por ellos como un poder siniestro y fuera de control. El mismo año se producía en el metro de Tokio un ataque con gas sarín (12 muertos y 5000 afectados) realizado por miembros de la secta religiosa Aum Shinrikyo, que profetizaba una guerra de exterminio por el control del mundo que terminaría en un apocalipsis.

Otros terrorismos son transnacionales y se organizan en redes informales, como los grupos terroristas fundamentalistas islámicos, que rechazan el capitalismo mundial y la imposición de valores occidentales y que se han convertido en un peligroso difícil de combatir.

El más terrorífico y espectacular de estos actos fue la destrucción de las torres del World Trade Center de Nueva York (aproximadamente 3000 muertos) y el ataque al Pentágono, centro del Estado Mayor del Ejército en Washington, el 11 de septiembre de 2001, que marcó un hito en la utilización del terrorismo.

Europa también ha sufrido el ataque de estos grupos terroristas en el atentado de la estación de Atocha de Madrid el 11 de marzo de 2004 (192 muertos) y en Londres el 7 de julio de 2005 (56 muertos).

Esta violencia que sufren las sociedades abiertas occidentales se agrava cuando, para defenderse de este peligro, se opta por recortar los derechos y libertades de los ciudadanos.


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