Una de las principales aportaciones de Roma a la arquitectura fue el sistema de cubrir los edificios: los romanos fueron hábiles constructores de cúpulas y bóvedas, e introdujeron el uso del arco, lo que facilitó la edificación de conjuntos más altos, de carácter monumental.
Las basílicas eran edificios civiles que se construían en el forum para varios usos (tribunal, lonja de contratación, mercado, local judicial, etc.). Tenían varias naves, y la central era, a veces, más elevada; su forma fue imitada por los cristianos para la construcción de sus iglesias. Las primeras basílicas se levantaron en el siglo II antes de Cristo.
El forum (foro) era el centro político y social de la ciudad. En él se levantaban templos, columnas conmemorativas y arcos de triunfo, en honor de generales célebres y grandes gobernantes. Todas estas construcciones estaban embellecidas con hermosos relieves.
Las termas eran suntuosos baños públicos y, al mismo tiempo, lugares de reunión y centros de la vida intelectual. Constituyen, quizás, el más claro exponente de aquella refinada civilización. También las viviendas particulares, como aún hoy es posible apreciar en las excavaciones de Pompeya, expresan el lujo de que sabían rodearse los ciudadanos acomodados.
Antigua ciudad de Pompeya
Las necesidades militares del vasto Imperio Romano determinaron la construcción de calzadas o vías militares, puentes, acueductos, etc. Fue éste uno de los campos en que más sobresalieron los romanos, que convirtieron la capital del imperio en centro de un complejo sistema viario que facilitaba la comunicación rápida con todos los dominios imperiales y que llegó a constar de unos 90.000 kilómetros.
Acueducto de Zaghouan (Túnez, 120 d.C)
Fuentes: El mundo de la cultura
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